lunes, 23 de diciembre de 2013

Paseando por Pradilla y la ermita de San Juan a las orillas del río Gallo (Señorío de Molina)


 
 

El río Gallo, es el río molinés por antonomasia, pues aunque por la comarca nazcan y desemboquen otros muchos cursos fluviales, y transcurran de extremo a extremo arterias hídricas tan importantes como  el  río Tajo, el Gallo cruza la comarca de este a oeste, pasando por la propia capital de la comarca, la señorial villa de Molina, y conforma paisajes tan espectaculares como el barranco de la Hoz, los meandros de Cuevas Labradas, etc…


Río Gallo a su paso por Molina de Aragón
 
Junto a su curso se levanta el ermitorio de la Virgen de la Hoz, patrona del Señorío, y uno de los lugares más bellos y emblemáticos de la comarca.

 

Pero no es la única ermita que se erige junto al curso de este río, afamado en tiempos por la abundancia de truchas y cangrejos; también junto al mismo se levanta la ermita de San Juan de Pradilla…
 
El río Gallo nace en plena Sierra del Tremedal (Teruel); a los pies del pico Caimodorro (1936msm), siendo Orihuela del Tremedal el primer pueblo por el que sus frías y cristalinas aguas transcurren en dirección al río Tajo; un par de kilómetro más alante el curso fluvial se sumerge, estando su cauce seco la mayor parte del año, atravesando los términos  de Motos, Alustante, Tordesilos y  Tordellego; para de nuevo emerger a la superficie entre los pueblos de Morenilla y Chera.


Por Prados Redondos el curso fluvial ya configura un pequeño río de alta montaña; aunque donde realmente brota un importante caudal camino ya de Molina es entre los términos de Pradilla y Castilnuevo; de hecho allí se encuentra el denominado manantial del borbullón, lugar del cual se toma el agua para abastecer a la ciudad de Molina.

Y es justo de este tramo de río Gallo del que os quiero hablar hoy; nuestra excursión surge desde la pequeña aldea de Pradilla, pueblo situado en una ladera a unos 1120 msm, junto a la rambla de Piqueras.

El valle de la rambla es fresco y frondoso en cuanto a vegetación riparia, pero alrededor  de la vega el paisaje tiene una pátina de monotonía, debido a la continua degradación del bosque de sabina albar; estas zonas se devastaron a mitad del siglo XVII, cuando Felipe IV decidió instalar una fábrica de armas en el pueblo de Corduente; los hornos de fundición necesitaban cantidades ingentes de madera, que los bosques molineses suplieron con grandes devastaciones que llegan a nuestros días…; luego la utilización de la madera para la construcción de viviendas, de leña para paliar los efectos de los rigores invernales de la zona, y la agricultura extensiva del cereal hicieron el resto…; llevando a que muchos kilómetros cuadrados de la comarca se encuentren yermos en cuanto a bosque y arbolado;  y siendo las sexmas del Campo y del Pedregal, las que más padecen estas consecuencias.
 

Pues bien como os iba diciendo, desde el pueblo de Pradilla en paralelo a la rambla, surge un camino, que no es otro sino la histórica ruta por la que las gentes de Pradilla se desplazaban hasta las poblaciones de Castilnuevo y la propia Molina desde tiempos inmemoriales…

El amplio valle poco a poco se va cerrando, hasta arribar a una casilla que alberga una antigua noria de extracción de agua, la cual aprovechaban las gentes de Pradilla para el riego de los fructíferos huertos que esta vega proporcionaba.
 

Los rigores del invierno se dejan sentir en esta zona de la “Siberia peninsular”, y conforme voy andando en busca del río Gallo, la rambla de Piqueras aparece inmóvil bajo una gruesa capa de hielo.
 

Tras varias curvas y recovecos aparece en un promontorio la humilde y a su vez enigmática ermita de San Juan, erigida en la margen izquierda del río Gallo, junto a la desembocadura de la rambla de Piqueras en éste.
 
El lugar ha sido habilitado para zona de recreo y esparcimiento, con bancos y mesas para merendolas y comidas; la tarde en la que visito el paraje no invita a pararse a descansar, pero estoy seguro que en la primavera y  en la época estival debe ser un puro paraíso para estos menesteres.
Leí hace tiempo que alrededor de esta ermita las gentes e hijos de Pradilla celebran una grandiosa fiesta en el mes de agosto, con degustación de caldereta y gastronomía típica de la zona; y que dicha fiesta se basa en la que se celebraba antaño, cuando tras la subasta de  los terrenos comunales del pueblo entre los distintos ganaderos de la zona, el que ganaba la subasta de los pastos, invitaba a todo el pueblo a una copiosa merendola.
Una vez en el ermitorio decidí, llegar hasta la fuente del borbullón por los grandes meandros que río Gallo conforma en esta zona de la comarca, alejado de los pueblos y en mitad de una naturaleza abrupta, te siente más integrado y reconciliado con eso que llamamos madre naturaleza, sintiendo con fuerza los beneficios que nos aporta la pura simbiosis y contacto con ella.

Por todos los sitios surgen amanaderos y fuentes que brotan alegres para dar caudal al pequeño Gallo; de igual manera aparecen restos de los antiguos molinos harineros que en tiempos tanta importancia para la economía local tuvieron  por la comarca de Molina.
                                  Amanadero
Restos de antiguo molino harinero              
Poco antes de llegar al borbullón, entre la espesura de los sauces y los zarzales, escuché una gran algarabía, sin lugar a dudas se trataba de algún animal que se asustaba ante mi presencia…; cual fue mi sorpresa cuando vi subir monte arriba una manada de cinco jabalíes, uno de ellos de gran tamaño. Ante mi inmovilidad éstos se tranquilizaron y me permitieron incluso fotografiarles.

Finalmente llegué al manantial del borbullón, lugar donde el río Gallo toma gran caudal y fuente de la cual como os decía antes, se abastece de agua la ciudad de Molina, la modernidad y las tecnologías para tal menester desmerecen sin lugar a dudas el paisaje, suponiendo un gran impacto visual.

La tarde invernal de este 22 de diciembre, invita a pocas contemplaciones, lo que me hace pensar que será mejor retomar el camino en dirección a Pradilla, llegando a la aldea cuando el sol ya se ha ocultado tras las montañas de Sierra Molina, y las farolas comienzan a lucir sobre unas calles y plazas vacías…


En la plaza del pueblo, luce recién reinaugurada una fuente que según reza en una inscripción data del año 1932, y que en el pasado 2009 se le dio la forma actual.


Ascendí entre el entramado de calles y callejuelas en dirección a la vetusta iglesia que arriba del otero, aparenta más un edificio castrense que una Iglesia.




Su fachada principal está orientada hacia el sur, en una pequeña plazoleta sin pavimentar, que supone un perfecto mirador de la vega que conforma la rambla de Piqueras, así como el resto del pueblo.

La chaparra torre de la iglesia comprende dos campanas, que me hace sospechar repicarán en contadas ocasiones a lo largo del calendario anual, estando sus badajos en continuas vacaciones…
 
Y a los pies de la misma un pequeño campo santo, de trazas humildes y sencillas.
 
Desde allí los colores del cielo no hacían más que presagiar que se esperaba una noche gélida por las tierras del Señorío, retornando de nuevo hacia el coche que lo había dejado a la entrada del pueblo, y pensando con melancolía como me pasa cada vez que visito alguno de estos pequeños pueblos del Alto Tajo, el gran problema que supone la despoblación en las zonas rurales.
 

Me encontraba en mitad de un pueblo precioso, en absoluta soledad.
 
Finalizo este post, con la encarecida recomendación de la visita al pueblo de Pradilla y su veguilla hasta la ermita de San Juan.
 
 

sábado, 7 de diciembre de 2013

Crónicas del clima en el Polo del frío español. (Teruel-Calamocha-Molina de Aragón)



 

 Escarcha en Molina dic. 2013
 

 
 
Tal vez por ser natural de uno de los pueblos más fríos del país, y por ende tener a gala tal consideración, desde siempre he sido aficionado a leer sobre meteorología, clima, temperaturas, precipitaciones, etc…; y así y de pura casualidad, fui a “caer” en un estupendo blog, del que nada más conocer ya me hice fan.
Se trata de la bitácora “http://www.estrellasyborrascas.com/”del estupendo Vicente Aupí;  de la cual ya os he hablado en alguna ocasión. (http://blogdeoscarpardodelasalud.blogspot.com.es/2012/12/la-siberia-espanola-y-sus-estudiosos.html)
Cencellada
Aupí, es natural de Valencia, pero con sus raíces maternas en el turolense pueblo de Torremocha del Jiloca; periodista de profesión siempre ha sido un enamorado de la meteorología y de la astronomía; el hecho de que cayesen en sus manos obras de importantes autores sobre meteorología como Inocencio Font Tullot, Eduardo Fontseré y José Jaime Capel, le llevaron a la convicción de montar un observatorio meteorológico en el mencionado Torremocha del Jiloca, en mitad del valle del río Jiloca, entre las sierras de Palomera y de los Montes Universales.
Así que allá por el año 1985, pidió un terreno al Ayuntamiento de Torremocha para tal menester; terreno que el ayuntamiento cedió con cierta facilidad a aproximadamente un kilómetro del casco urbano en dirección al cauce del humilde Jiloca.
Vicente Aupí
Me cuenta Aupí que se gastó en aquel entonces la friolera de 3000 euros (500.000 pesetas de la época); montando un observatorio idéntico a los oficiales, con todo el instrumental, aparataje y cachivaches varios para garantizar una eficaz y fidedigna medición climática; funcionando desde entonces hasta ahora.
Ya unos años antes hacia el 1982; había comenzado a montar un observatorio astronómico, ya que la ubicación de Torremocha del Jiloca, en mitad de un inmenso valle, a mucha altura y alejado de las grandes urbes generadoras de contaminación atmosférica y lumínica, lo convertían en un lugar ideal para la observación del cielo.
 
Molina de Áragón, la luna y venus diciembre 2013
 
Desde entonces hasta ahora, mucho ha sido lo que Aupí ha estudiado, investigado y aprendido, siendo sus fotografías y libros un referente en el mundo de la astronomía y la climatología a nivel de todo el país; allá por el año 2001 publicó “Los grandes enigmas del cosmos”, en 2003 “Guía para exploradores del cielo”, en 2004 “Guía del clima en España”, en 2006 “Fotografiar el cielo” y en 2007 “Atlas del firmamento, de la Osa Mayor a las nubes de Magallanes”; además de cientos de artículos para prensa y revistas especializadas.
 
Ermita Virgen dela Hoz (Molina)
Con todo lo anterior podéis comprobar que el autodidacta Aupí, es un sabio de todas estas materias; eso unido a su sencillez y humanidad, hace que  departir y charlar con él se convierta en todo un placer.
Habíamos hablado a través de email y por teléfono en varias ocasiones, pero hace unos días quedamos en la ciudad de Teruel, para conocernos en persona y de paso conocer de su mano su nueva obra literaria; un magnífico libro científico titulado: “El triángulo de hielo; Teruel-Calamocha-Molina de Aragón”.
 
 
Un libro en el que además de impresionantes fotografías sobre el “polo del frío español”; reúne crónicas históricas desde el siglo XIX, testimonio de sus pobladores y en concreto de los observadores que han sido testigos de excepción de los grandes acontecimientos atmosféricos de los últimos tiempos, con los registros de -30 y  -28 grados centígrados en Calamocha y en Molina de Aragón, constituyendo récords de frío oficiales en zonas habitadas.
 
Carretera N211 Pozuel del Campo, enero 2009
 
Al preguntarle por el pueblo más frío de España, Aupí me dice sin tener duda alguna que aunque la temperatura récord registrada fue en Calamocha, bueno realmente el observatorio estaba en el término de Fuentes Claras, (ambos en la provincia de Teruel), en diciembre de 1963 con -30 grados centígrados, Molina de Aragón (Guadalajara), por media anual e histórico es sin lugar a dudas el lugar habitado más frío del país, registrando también temperaturas extremas como los -28 en el enero de 1952.
Atardece en Molina dic 2013
Aunque también me dice que uno de los observadores de Molina le aseguraba que en las inmediaciones al pueblo y en los términos de Ventosa, Anquela del Pedregal o Piqueras, las temperaturas podían ser aún más extremas si cabe.
 
 
Molina de Aragón
Con respecto al observatorio de Molina de Aragón, cuenta Aupí en su libro que necesitaría ser cambiado de ubicación, pues lleva en el mismo sitio desde su instalación allá por la década de los años 40 del pasado siglo XX; pero que el desarrollo del pueblo hacia el este, han conllevado a que el observatorio se encuentre ya muy céntrico, rodeado de calles, viviendas, etc… y por tanto afectado por ese elemento que se denomina “isla de calor”, suavizando en cierta manera el registro de sus temperaturas y por tanto marcando menos frío del que realmente hace…
 
 
Cuando estás con Vicente Aupí, descubres de inmediato que te encuentras con una persona buena y sabia, por lo que alguien tan curioso como yo aprovecha para aprender mucho, y le pregunto sobre muchas cosas, desde cuál es su percepción sobre el panorámico político, a la preocupante despoblación del mundo rural, etc…; él por circunstancias personales y tristes avatares de la vida, decidió dejar la cálida Valencia, para vivir en el tranquilo Torremocha del Jiloca, contándome los felices que son allí su hijo y él; y de ahí comenzamos a hablar sobre la calidad de vida de los pueblos, y me expone su esperanza de que por la crisis económica, y la superpoblación de las grandes urbes y en concreto de la costa mediterránea la provincia de Teruel vuelva a recuperar población; ojalá así sea…
 
Día de hielo y nieve en Molina de Aragón
La cuestión es que  estimados/as amigos/as que seguís este cajón-desastre blog, indicar que conocer a Vicente Aupí en persona ha sido todo un placer, que me gusta mucho encontrarme con “Quijotes” del siglo XXI, que entusiasmados por la ciencia, el estudio y la divulgación, dedican gran parte de su tiempo y por ende de su vida a mejorar la experiencia y el conocimiento de la humanidad…; porque además os he decir que la mayor parte de todo esto lo hace de manera altruista.
Y que obras como el libro que en estos días se está presentando, suponen todo un revulsivo para muchos aficionados a la meteorología, así como un motivo de orgullo y distinción para los pobladores de estas hermosas tierras del interior peninsular.
En breve os volveré a contar sobre este gran tipo que es  Vicente Aupí, pues en cuanto podamos acoplar agendas iré a conocer su observatorio.
Y por último recomendaros la adquisición de esta magnífica obra científica; siendo su sistema de adquisición y pedido a través de la siguiente página: http://www.verdeteruel.es/libros/
 
Sierra de Caldereros (Señorío de Molina)
Yo ya llevo dos días disfrutando de su lectura.
Ya me contaréis.
 
 Anochece en Molina, diciembre 2013

LOS AMANTES DE TERUEL. Una bella y triste historia de amor.

     El genial cantautor Ismael Serrano, en su canción “tierna y dulce historia de amor”, afirma eso de que “como todas las histori...