miércoles, 5 de diciembre de 2012

MOLINA DE ARAGÓN: Y sus dos Nochebuenas.




Todos los años desde que tengo el blog y ya van para cinco, os cuento con entusiasmo y cierto orgullo… como en “mi pueblo” Molina de Aragón (Guadalajara), celebramos dos nochebuenas; una es la del 24 de diciembre como todo el mundo, y otra la víspera de la festividad de la Inmaculada Concepción, es decir el 7 de diciembre.

La historia viene de lejos, y es que allá por el año 1518, en pleno siglo XVI, el Papa León X, concedió una Bula o Dispensa Papal, la cual autorizaba al cabildo de Clérigos de Molina a celebrar una misa capitular en la medio noche del día 7 al 8 de diciembre; es decir una Misa de Gallo tal cual y análoga a la que se hace en la Nochebuena.

Esa concesión fue renovada siglos después, y mas concretamente en el año 1833 (en plena década ominosa) por el Papa León XIII, a petición de la Parroquia de San Gil, ya que tras la extinción del Cabildo de Clérigos podía entenderse anulada la Dispensa Papal
Parece ser que la razón para conceder estas bulas, era la gran devoción que el pueblo de Molina y comarca procesaban hacia la Virgen María.

En 1854 el Papa Pío IX proclamó lo que se denominó “Dogma de la Inmaculada”, y cien años después en 1954, el pueblo de Molina celebró esa efeméride erigiendo un gran monumento a la Virgen María, en uno de los promontorios que rodea la villa, y más concretamente en el Cerro de Santa Lucía a unos 1100 metros de altura.


Monumento a la Virgen Inmaculada. https://elhexagono



A día de hoy, pese al paso de los años,  la evolución social y cultural sigue siendo una fiesta muy celebrada en Molina; todos los hijos del municipio volvemos en estos días a nuestras raíces, para igual que se hace en la Nochebuena rencontrarnos con los nuestros, familia, vecinos, amigos, etc…
La fiesta a día de hoy se celebra de la siguiente manera; el día 7 de diciembre por la tarde a eso de las 19 horas, varias carcasas disparadas desde la propia montaña del Cerro, anuncia que se prende fuego a la gran pira preparada con grandes cepellones de pino y carrasca.
Esta hoguera en sí, es un preludio de las grandes hogueras que se montan en las calles y plazas molinesas en  la noche del 24 de diciembre.

 
 Hoguera de Nochebuena carretera de Castilnuevo

Los molineses suben hasta el Cerro  con botellas de sidra, turrón, mazapán, etc… para además disfrutar de las hermosas vistas de Molina que desde allí se contemplan, formar agradables tertulias, contar chistes, cantar, etc…

Hoguera en el Cerro de Sta. Lucía
Las llamaradas de la hoguera, y el reflejo que éstas hacen que el monolito de la Virgen se vislumbran desde toda la población.



 Puente Románico
Todos los años se hace esta hoguera, con independencia de las condiciones climatológicas que haya; cuando la nieve o la lluvia no han facilitado la subida general hasta el Cerro, los molineses se conforman con ver la gran fogata desde los puentes Nuevo y Románico sobre el río Gallo.


A eso de las 21:30 – 22:00 la gente baja del Cerro en dirección a sus casas donde una rica cena espera; lo más típico son los guisos a base de cabrito o cordero al horno, en caldereta, etc…

Luego a las 24 horas las campanas de la Iglesia de San Gil doblan para anunciar al mundo con cierto orgullo su Misa de Gallo.
Iglesia de San Gil
                           Misa de Gallo Inmaculada

Tras la sobremesa de la cena, o tras la Misa de Gallo, las gentes de Molina, sobre todo los más jóvenes, salimos a los distintos establecimientos de disco pub que hay en la localidad, y supone el rencuentro con decenas de amigos, de los que viven allí todo el año, con los que sólo vamos en fechas señaladas, y os aseguro que ésta para un molinés es fija en el calendario.

 
La Misa de Gallo en la noche del 7 de diciembre no es exclusiva solamente de Molina, soy conocedor que por circunstancias análogas también se celebra en el pueblo murciano de Mula, y en el Vaticano.
En fin que quería de nuevo contaros esta original tradición que celebramos en Molina, y que mañana me marcho hacia allí, para celebrar con la familia y los amigos del pueblo esta particular Nochebuena molinesa, ya os contaré…




viernes, 30 de noviembre de 2012

RECOLECCIÓN DE SETAS. Una buena excusa para salir al campo.



 
Muchas veces se dice que somos lo que comemos, y que por ende debemos comer lo mejor posible  para así mismo tener una salud de hierro y con ello una vida en total plenitud.
Todo esto para contaros de la que es una mis mayores aficiones desde pequeño, que se practica de año en año, y no todos los años, ya que depende de la climatología; de lo lluvioso o no que sea el final del verano y el comienzo del otoño, y de la tardanza de llegar los primeros fríos.
Tal vez porque en el pueblo donde nací y crecí hasta los dieciséis años se crían de forma abundante, y tal vez porque mi familia, de siempre me enseño a acercarme al campo con cariño y respeto, soy un gran aficionado a la recolección de hongos y setas. 
 
Nada que ver con mi hermano mayor, Antonio Pardo, el cual es todo un lechado en sabiduría micológica, pero en lo que es lo básico me voy defendiendo.
Os decía lo de comer sano, porque la mayoría de estos productos tienen grandes propiedades nutritivas, el caso del níscalo, que es el hongo más buscado y apreciado sobre todo en las tierras levantinas, es un gran aliado contra el estrés y las migrañas, por su alto índice en vitamina B 5, tan beneficiosa para estas cuestiones.

De siempre con respecto al tema de la recolección de hongos me ha gustado mucho más buscarlos que comerlos, cosa que tampoco me desagrada. Y es que salir a los pinares de la zona de Molina de Aragón supone todo un revulsivo para los sentidos; los aromas, los colores, la comodidad del terren falto de maleza e impedimentos, convierten la búsqueda de estas preciadas “verduras” en un paseo reconfortante.









Siempre pienso que a las fotos de parajes, les falta el sonido y el olor, y algo parecido pasa en estas fotos que os adjunto; el olor a tomillo y romero, a los rosales silvestres, a las jaras con las hojas frescas del rocío nocturno,  a la pinocha mojada, o a los propios hongos te transportan a un mundo ajeno a la cotidianidad, sin móviles, sin prisas, sin bocinas de los coches, etc…, lo único que se escuchan son decenas de piares provenientes de cientos de pájaros que revolotean entre las ramas, interrumpidos alguna vez por el martilleo del pájaro carpintero, algún cuco, incluso los cárabos a última hora del día…; cuando vuelvo a la gran ciudad de hacer este tipo de prácticas, así como ir a pescar al río Tajo o Gallo, pienso si compensan las luces de la ciudad ante las grandes cosas que aportan las estancias en un pueblo, viviendo tan en contacto y tan involucrados con el medio natural.
 

 
 Pinar y Torre de Aragón, Molina de Aragón
Un cosa que me enfada mucho cuando salgo al campo, y esto ocurre mucho en los pinares cuando se reproducen los hongos, es la cantidad de gente, que va con el ansia del negocio, destrozando todo por donde pasa; eso de utilizar rastrillos y hoces para mover la hojarasca de los árboles por si debajo hay alguna seta que replegar, supone destrozar el suelo y los micelios garantizándose de esta manera la menor producción de hongos y setas en próximas temporadas…; por no hablar de bolsas, papel de aluminio, latas o botellas que adornan las cunetas de las carreteras, o las zonas de parada y descanso …

Cuando se va al campo como a cualquier otro lugar donde se acuda, se debe de cuidar y respetar al máximo, con el objetivo de que cuando nos vayamos de allí, no haya ningún rastro de nuestra estancia en ese lugar; porque además todas estas cuestiones como por ejemplo los restos de botellas o cristales, pueden ser aliados perfectos para producirse un incendio forestal.
Es fundamental cuando se sale a por hongos, setas, etc…, llevar una cesta en vez de bolsa o cubo, ya que de esta manera las esporas que caen de las mismas garantizarán la reproducción de nuevos ejemplares.
 
En conclusión que lo que hoy os trato de decir son varias cosas: y es que hay pocas cosas más saludables que dar un paseo por el campo, que el medio natural pone muchas cosas a nuestra disposición para disfrutar de él, y que entre todos debemos de cuidar y respetar para que las generaciones futuras también puedan disfrutar de estas grandes cosas.
Por lo demás y así mismo mostraros para poneros los dientes largos… la buena recolección de níscalos que hicimos por los montes de Molina de Aragón (Guadalajara)
 

Cuando queráis nos vemos y nos hacemos una excursión campestre.
Feliz día y buena suerte.

miércoles, 28 de noviembre de 2012

Un paseo por Chequilla; la ciudad encantada del Señorío de Molina



 
 Panorámica de Chequilla
En muchas ocasiones os hablo de los parajes y pueblos que se comprenden en la histórica comarca del Señorío de Molina, en la parte más oriental de la provincia de Guadalajara; en este caso lo voy a hacer del que creo es uno de los pueblos con más encanto y belleza de toda la comarca, me estoy refiriendo a la villa de Chequilla.
 
Chequilla es una pequeña población de unos veinte habitantes;  situada a unos 1361 msm, en un promontorio en la margen izquierda del río Cabrillas, uno de los primeros afluentes que recibe el río Tajo.
Entre grandes pinares y frescos prados, se levanta el pueblo de Chequilla, que en sí mismo tiene una curiosidad y es que está construido en mitad de un conjunto de formaciones rocosas areniscas; es como si el pueblo estuviese en mitad de una ciudad de roca, al modo de las ciudades encantadas de la provincia de Cuenca, pero con otro tipo de materiales.
 

 
Rocas que en muchas ocasiones son las paredes y cimientos de las viviendas, o que incluso parecen rascacielos rasgando el “scayline” del caserío.
 

 

El pueblo es de pequeñas dimensiones, por lo que nada más entrar en el mismo ya se está en la plaza principal, presidida por una humilde iglesia del siglo XVIII, abocada a San Juan Bautista, y una caudalosa fuente de aguas realmente frías; entre ambas dos un chaparro olmo que tal vez por vivir en un lugar de tanta singular belleza, ha conseguido escapar a la grafiosis, siendo el ser vivo más viejo de la población y testigo mudo de todo lo que acontece.

                                                                  Plaza: Iglesia, fuente y olmo
En la tarde otoñal que visito Chequilla, el viento del cierzo que tanto gusta pasear por estas montañas del Alto Tajo hace presencia, obligándome a abrigarme y a pasear con gorro y bufanda inclusive, y es que en estas tierras del Señorío al llegar octubre y hasta bien entrado el 40 de mayo, las temperaturas son más bien frescas, siendo normal las heladas en las noches de todos esos meses.
 
Pero esa dureza del clima se acompasa al contemplar el fantástico patrimonio natural que envuelve al pueblo de Chequilla, con frondosos bosques de pino silvestre, y una fructífera vega que regado por la aguas del río Cabrillas, permite a los chequillanos proveerse de buenas hortalizas y verduras en los meses de primavera y verano. 
 

 
 

Antes de irme, y como no podía ser de otra manera, visité su particular plaza de toros, y es que en estos pueblos de Sierra Molina, la afición al toro lo es desde tiempo ancestral y en Chequilla cuentan con un coso distinto a todos los demás; el viento, la lluvia, la nieve y en definitiva el paso del tiempo, han construido a través del  desgaste y la erosión una perfecta plaza de toros rocosa, donde desde tiempos inmemoriales las gentes de Chequilla han celebrado sus festejos taurinos, adaptando los recovecos y cavidades, con maderas o incluso remolques de tractores que servían de gradería para el público en general. 

Salgo de Chequilla con los últimos rayos de sol;

  recordando al gran maestro José Antonio Labordeta que también estuvo por estas tierras con su país en la mochila, y que como no podía ser de otra manera también se quedó prendado ante belleza tal.
 http://chequillanos.blogspot.com.es/2008/05/vdeo-de-chequilla-un-pas-en-la-mochila.html
























LOS AMANTES DE TERUEL. Una bella y triste historia de amor.

     El genial cantautor Ismael Serrano, en su canción “tierna y dulce historia de amor”, afirma eso de que “como todas las histori...