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sábado, 22 de septiembre de 2012

MALOS TIEMPOS PARA LA INCOTINENCIA GASEOSA...




Aprovechando que es sábado y por lo tanto en mitad del fin de semana, os pido me permitáis utilizar un tono un tanto desenfadado e incluso jocoso, para lo que considero ha sido una de las noticias más curiosas del fin de semana.
No quiero que mal interpretéis mis argumentos, pues soy un máximo ferviente de las teorías de la igualdad de género, y detesto la violencia en este sentido, concediéndole cero tolerancia a estos comportamientos; pero lo que os voy a contar hoy, aunque en teoría y según la justicia en primera instancia se trata de violencia de género, yo creo que estamos ante otra cosa muy lejana de ello.
Y es que el Juzgado nº.1 de Violencia de Género de Valencia, ha condenado a un mes de multa a un hombre que, en una discusión con su pareja, soltó una "ruidosa ventosidad", según consta en la sentencia, lo que, según el Juez, constituye "una acción de menosprecio que lesionó la dignidad de la denunciante además de menoscabar su autoestima y honor".
 
Ante esta noticia muchas son las dudas que me suscitan; el juez califica  que la ventosidad ruidosa,  menoscabó la autoestima y el honor de la persona denunciante… a mi juicio más que el honor, lo que menoscabó fue el ambiente del local y el olfato de la denunciante; lo que más dudas me ha causado es que se tuviese tan en cuenta en la calificación jurídica el carácter "ruidoso" de la ventosidad…; me imagino al fiscal y al abogado preguntando sobre la sonoridad de la misma: "¿fue en clave de fa o de sol?, ¿retumbó? , ¿cuántos decibelios calcula usted que tuvo?; ¿por el aroma dedujo usted que había comido?".
 Tampoco tengo muy claro que hubiera argumentado la sentencia, si las singularidades y características de la ventosidad hubieran o hubiesen sido otras…; porque en el mundo de las ventosidades sin lugar a dudas hay una gran variedad, por su duración, tono, aroma, momentos, incluso textura...
Está la típica ventosidad trompeteril,  esa clase de aires que intentas por todos los medios de que no salga, pero que acaba por ganarte y suena como una trompeta atropellada por un camión…
También está la típica  ventosidad con sorpresa; muy similar a la ventosidad de agua…; esa que te deja el recuerdo en la ropa interior tras su desbordante salida…
Está la ventosidad traicionera, esa que arrojas pensando que no se oirá por la algarabía, y justo en ese instante se produce un silencio, o su sonido ha sido mayor del esperado…
O la ventosidad de tos, esa que se  intentas tapar tosiendo, pero que su duración es mayor al esputo y finalmente se escucha.
Que decir de la ventosidad invernal…; esa que surge cuando ya estás acostado, y cuando  no te acuerdas de su salida, metes la cabeza bajo la cama…
También está la ventosidad fallida, conocida más popularmente como bufa… son las más traidoras, porque no avisan y cuando quieres darte cuenta ya te las has comido enterita….
Está la ventosidad de domingo, la que te acompaña con la resaca, o la ventosidad mochila, esa que aunque corras te persigue…
En fin que en el mundo de las ventosidades ocurre como en botica que hay de todo.
El problema de la sentencia, es que siente jurisprudencia…; y la  incontinencia gaseosa se incorpore al catálogo de acciones punibles en los llamados delitos contra la violencia de género…; a nadie se le ocurrirá comer legumbres, cerezas o coliflor si sabes que tu pareja está de “morros”.
Las bebidas de gas, habrá que desventarlas previamente.
Y las abdominales se harán en la más absoluta soledad…
Con el máximo respeto a la justicia,  hay que ver que mal se están poniendo las cosas para los pedorros…


 
 

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