jueves, 27 de diciembre de 2012

LAS HOGUERAS EN LA NOCHEBUENA MOLINESA




Desde que el hombre descubrió el fuego, éste siempre ha sido un elemento que ha fascinado a la humanidad, además de por su utilidad calorífica o energética, como elemento natural de gran belleza; y por ende ha sido utilizado a lo largo de la historia como elemento purificador en rituales paganos, que posteriormente el cristianismo adaptó; algo así ha pasado con las celebraciones en los solsticios de verano y de invierno, con las celebraciones de San Juan o de la Navidad…
 
Pues bien en la comarca del Molina de Aragón, en la noche del 24 de diciembre, es decir de la Nochebuena, se queman grandes piras de madera, que para además de recibir “el nacimiento del niño Jesús” o del frío Invierno, es la manera ideal de poder concentrar al vecindario y a las familias en la calle, sin sufrir las peculiaridades que las noches de invierno tienen en estas tierras.
Y es que la comarca de Molina de Aragón en la provincia de Guadalajara, es la zona habitada a mayor altitud de todo el país, y con ello  también la zona habitada más fría.

 
        Hoguera de Nochebuena de Cobeta
A lo largo del día 24 y ya algunos días previos en todas las plazas de los pueblos que conforman el Señorío se amontonan los maderos, cepellones e incluso algún mueble viejo, para conformar lo que será la hoguera en la Nochebuena, de igual manera en la ciudad de Molina donde raro es el barrio en el que no se instala una hoguera.
 
 
 
En el pueblo de Molina, sin lugar a dudas la hoguera más impresionante es la que se coloca en la Plaza de San Francisco, la cual sigue ardiendo en la mañana del 25 de diciembre, tras haber estado ardiendo desde la tarde del 24…
 
Hoguera de San Francisco
En los pueblos de la comarca las hogueras se encienden después de cenar, incluso en los que hay cura, tras la Misa de Gallo; esto no es así en Molina, donde las hogueras se prenden fuego a  eso de las 19 horas…
Alrededor del fuego, se toma sidra, champán, incluso vino de bota…; se ingieren los primeros polvorones y turrones de la noche, y desde luego se cantan villancicos, ayudados de viejas y modernas zambombas, panderetas, etc…
Es una tradición bonita, que en cierta medida ilumina la noche molinesa, siendo el fuego el elemento alrededor del cual se produce el reencuentro de los vecinos, familias, hijos del pueblo que vuelven por Navidad, etc…
 
El que escribe estas palabras, tal vez por ser un apasionado del fuego, tal vez por esa máxima de ya tendremos la eternidad para descansar, o tal vez porque me gusta allí donde estoy no parar… desde muy pequeño junto con los vecinos y familia organizamos una hoguera junto a la carretera de Castilnuevo; de todas las que se ponen en el pueblo seguramente es la menos consistente, pues en vez de grandes maderos, troncos o cepas; colocamos viejo mobiliario, palés, o estructuras de desecho, que dan mucho volumen y en los momentos álgidos del fuego gran espectacularidad.

 

 
 
 
En fin que entre todos debemos seguir haciendo pueblo, fiesta y tradición; al año que viene más y mejor.

  
Feliz Navidad.










2 comentarios:

Eastriver dijo...

El crepitar del fuego es maravilloso, siempre que sea controlado como el de las hogueras. Bonita (y oportuna, por el frío) tradición. Cuántos recuerdos maravillosos debes tener asociados a esta noche...

El Sapo dijo...

Que no se me olvide, Oscar!
Un abrazo y Feliz Navidad!!! y que el próximo año sea mejor (lo ponemos facilito) que este y sigas haciendo tantas cosa, es que no paras macho!
Por cierto, buenísimo el monólogo. Lo de CACSA y lo del S. Roque incompleto, de quitarse el gorro!
Jaume

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